No te gusta hacerte viejo, o vieja, ¿verdad?

“Viejo”, “vieja”… palabras feas para referirse a las personas. No he tratado de usar eufemismos sino, quizá, las palabras peor sonantes para referirse a alguien a quien el paso del tiempo ha hecho mella. Pero hoy te vamos a dar una noticia esperanzadora y te contamos que ya es posible revertir el envejecimiento. Sí, lo contrario, es decir, el rejuvenecimiento, a día de hoy es un hecho posible y contrastado ya en un laboratorio, concretamente en el de la Escuela de Medicina de Harvard en el que trabaja el genetista David Sinclair. Por cierto, el laboratorio lleva su nombre. Vamos, un tío importante. Hoy nos hacemos eco de las declaraciones realizadas recientemente por Sinclair a la CNN en la que se muestra muy optimista en cuanto al futuro de este rejuvenecimiento logrado, para el que, por cierto, sólo hay un pero. Por el momento sólo ha sido probado en ratones. Eso sí, con éxito. Te contamos por dónde van los tiros.

El punto de partida en los estudios de Sinclair y su equipo es una guerra declarada al envejecimiento. De hecho, lo consideran una enfermedad con síntomas propios, una idea que, por cierto, está extendida entre otros científicos. Entre esta sintomatología propia se encontrarían algunas de las enfermedades que se asocian especialmente a edades más avanzadas, como pueda ser el Alzheimer, enfermedades cardiovasculares, etc.

Para muchos científicos, como David Sinclair, el envejecimiento es una enfermedad a la que se le puede encontrar cura

El origen habría que buscarlo en las investigaciones previas del Nobel de Medicina, Shinya Yamanaka, según las cuales es posible “rejuvenecer” las células hasta su punto de partida, es decir, convertir células desarrolladas en células madre. Éste fue, precisamente, el descubrimiento que a Yamanaka le proporciono el Nobel hace ya una década.

Sin embargo, para la investigación de Sinclair, llegar a este punto es pasarse del lugar que pretenden alcanzar, ya que se trata de rejuvenecer, no de llegar al punto original, y es que las células madre parten de cero, sin memoria y, en función de los genes que se activen, pueden transformarse en cualquiera de las células de nuestro cuerpo. Por hacer un símil, se trata de volver a ser joven, no feto. Por lo tanto, habría que llegar a un punto entre la célula envejecida y la célula madre, algo así como una célula joven y sana. Desde el punto de vista de la investigación, el envejecimiento es una pérdida parcial de información en la que la célula no accede a la información y se produce un “olvido” de su tarea u objetivo. Ellos hablan de la “teoría de la información del envejecimiento”.

Los ratones han sido los primeros en beneficiarse de la investigación del rejuvenecimiento desarrollada en Harvard

Pues bien, a partir de la reactivación de tres de sus genes los investigadores han conseguido recuperar células dañadas en el nervio óptico de los ratones, lo que les lleva a pensar que han dado con la clave para el reseteo de la célula y poder recuperar así el acceso pleno de la misma a la información. Todo hay que decirlo, esto no lleva a una eterna juventud. Se trata de un retorno a un determinado punto a partir del cual comenzaría nuevamente el envejecimiento. La célula volvería a la “juventud” pero, una vez jovel, continuaría su proceso de envejecimiento, eso sí, desde esta edad.

Sinclair considera que si estos hechos han sucedido con ratones, no tendrían por qué no tener efectividad en humanos, aunque reconoce que en el paso de ratones a humanos, hay muchas investigaciones que se quedan por el camino porque, a pesar de compartir más del 90% de nuestros genes con estos roedores, éstos no funcionan de la misma forma en los seres humanos, dependiendo del tipo de célula en la que se desarrollen. En fin, que tampoco se puede ser tan optimistas.

Como curiosidad, te contaremos que el propio Sinclair se suele convertir en sujeto de sus propias teorías e investigaciones. Muchas acciones no van más allá de hacer ejercicio, comer y dormir bien, reducir el estrés… Otros experimentos van un poco más allá y le llevan a consumir suplementos en los que ha estado investigando como por ejemplo el de nicotinamida mononucleótida. A partir de ello, presume de tener una edad biológica más cerca de los 40 que de los 53 que realmente tiene.

David Sinclair en la CNN

Es curioso porque sus trabajos en Harvard son una auténtica guerra contra la genética. Desde allí, intentan encontrar la forma de que enfermedades de predisposición genética como las cardiovasculares o la diabetes no lleguen a desarrollarse. Por eso, considerando el envejecimiento como una enfermedad de predisposición genética universal, es posible que se pueda encontrar una cura para ella de igual forma. Como en los otros casos, puede ser determinante un modo de vida adecuado acompañado de unas condiciones medioambientales óptimas. Pero está claro que hay algo más y eso es lo que los científicos siguen buscando.

¿Lo encontrarán?

¿Lo veremos?