Estábamos en un momento histórico en el que numerosas empresas empezaban a apostar por el teletrabajo y entonces llegó la pandemia. A partir de ahí, se multiplicó exponencialmente el número de negocios que, en la medida de sus posibilidades, prosiguieron su actividad desde los domicilios de sus empleados. Ésta es, sin lugar a dudas, una de las posibilidades laborales más importantes que ha hecho posible la tecnología. De hecho, tal y como comentábamos, en tiempos de pandemia y confinamiento ha hecho posible la continuidad e incluso el crecimiento de empresas que, en otra época, se hubieran visto abocadas a la ruina. Pero, afortunadamente para ellas, el momento tecnológico en el que vivimos abre un nuevo mundo de posibilidades que debe ser aprovechado de la mejor manera posible.

Y en éstas que llegan rebrotes y “recontagios”. Uno de los ejemplos de los que más se viene hablando en los últimos días es el de China, nuevamente castigada por el coronavirus, y como muestra, Shanghai, con 26 millones de personas confinadas en estos momentos. La solución, en lugar de teletrabajar desde casa, “televivir” desde el trabajo. Y así, son muchas las empresas de la ciudad que han optado por la colocación de camas en sus oficinas y fábricas, o también alquilar habitaciones en hoteles cercanos para mantener a todos sus empleados en una proximidad geográfica que permita el mantenimiento de su actividad económica, cumpliendo con los mandatos gubernamentales de aislamiento y confinamiento obligado. 

Con los nuevos brotes llegan las nuevas medidas a Shanghai

Lejos de lo que pueda parecer, a priori, ésta no es sólo una idea puesta en práctica desde el mundo empresarial chino. Son muchas las empresas extranjeras implantadas en la urbe asiática que han adoptado una estrategia similar: la farmacéutica alemana Boehringer-Ingelheim, compañías automovilísticas, lácteas o la compañía sanitaria estadounidense GE Healthcare, también han dispuesto espacios para dormir en sus fábricas de Shanghai y prosiguen con normalidad su producción. Bueno, con toda la normalidad que puede suponer acostarte, levantarte, asearte, comer, etc. dentro de tu lugar habitual de trabajo.

Al final, ¿viviremos en nuestros lugares de trabajo?

Todo hay que decirlo, también está sucediendo en oficinas, algo que llama un poco más la atención, precisamente por las mencionadas posibilidades del teletrabajo. Un ejemplo de ello sería el fondo de inversión Zhong Ou Asset Management, que está pagando un bono de 300 dólares extra a los empleados que accedan a pernoctar en la oficina. Otras medidas que estamos viendo estos días, menos extravagantes, eso sí, ha sido el traslado de la producción a otras zonas no afectadas por la pandemia y llevar a sus empleados a hoteles cercanos para proseguir con su actividad.

En fin, cuando creíamos que el futuro caminaba hacia el trabajo desde casa, nos encontramos la última tendencia, vivir en el trabajo. Es cierto que se trata de una situación excepcional, pero, desafortunadamente, parece que las situaciones excepcionales se están convirtiendo en el pan nuestro de cada día. Desde luego, algo parece no ir en demasiada buena dirección. Esperemos que no se confirme la tendencia.