Es un culebrón que en las últimas semanas había dado multitud de titulares para los medios económicos y tecnológicos, ya que el peso de Twitter en el mundo de la comunicación no es precisamente ligero. Tras esta sucesión de noticias, llega el titular que durante muchos días pareció altamente improbable: Elon Musk ya es el dueño de Twitter.

Bueno, para ser fieles a la realidad, este titular no es cien por cien real, ya que lo que ha sucedido es que la junta directiva de la plataforma ha llegado un acuerdo con el propietario de Tesla. Este acuerdo, ahora deberá ser ratificado por sus accionistas, aunque ya es conocido que Bret Taylor, presidente de Twitter, ha manifestado que, tras evaluar completamente la oferta, considera que es «el mejor camino a seguir para los accionistas de Twitter«.  Hablamos de una oferta que alcanza los 44 millones de dólares y que se produjo hace aproximadamente dos semanas. Entonces, Elon Musk manifestó que Twitter tenía un “tremendo potencial” que él desbloquearía. Además, solicitó algunos cambios que iban desde la relajación de sus restricciones de contenido hasta la eliminación de las cuentas falsas. El primer movimiento de la plataforma fue de rechazo, pero, tras intensas negociaciones en los últimos días, la junta directiva va a pedir a sus accionistas que voten la aprobación del acuerdo.

Imagen del director general de SpaceX o de Tesla Motors, Elon Musk, nuevo propietario de Twitter

En los últimos tiempos, Twitter se encuentra en el centro de la diana de políticos y reguladores debido al contenido de la plataforma, que ha conseguido atraer críticas desde izquierda y derecha por su gestión de la información falsa. Uno de los mejores ejemplos al respecto es la prohibición al expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, uno de los usuarios de mayor repercusión, señalando el riesgo de “incitación a la violencia”. Ya entonces, el propio Musk ponía en duda el papel de la plataforma como árbitro de la libertad de expresión. Precisamente, en su comunicado anunciando el acuerdo decía que “La libertad de expresión es la base de una democracia que funcione, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”. Todo hay que decirlo, Trump ya ha anunciado que no tiene intención de retornar a la plataforma.

Hablamos de un Elon Musk que tiene una larga historia con la compañía de la que pasa a ser propietario. Por ejemplo, en 2018, los reguladores financieros de EE. UU. lo acusaron de mentir a los inversores de Tesla con sus tuits, algo que se resolvió en un acuerdo de 40 millones de dólares y que, por cierto, Musk sigue negando. Con más de 80 millones de seguidores, suele enfrentarse a los periodistas y bloquear a los críticos. Sin embargo, el lunes mostraba su visión de Twitter como un foro de debate, escribiendo que espera que incluso sus peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que significa la libertad de expresión.

Lo cierto es que Twitter nunca ha sido una empresa boyante en lo económico. La evolución de su cotización, a un precio por debajo de la oferta de 54’20 dólares por acción de Musk, es una clara indicación de que Wall Street considera que está pagando de más por la empresa. Igual que es indudable su influencia, también es indudable su escasa rentabilidad y es que rara vez ha obtenido ganancias y actualmente presenta una clara desaceleración en el crecimiento de usuarios. Pero ha sido el propio Elon Musk el que ha dicho que este no es un asunto de economía sino de poder e influencia.

Elon Musk, muy activo en la plataforma, ya ha manifestado su opinión sobre la misma

El horizonte de la plataforma es incierto. Se espera que la adquisición se cierre a finales de este año y las acciones dejarán de cotizar y pasarán a ser privadas. Esto, en la práctica, le da a Musk toda la libertad para hacer los cambios que quiera. De hecho, ya ha sugerido que puede permitir publicaciones más largas y hacer posible su edición una vez publicadas. Lo que está claro es que ejercerá un control total sobre Twitter y muchos han sido los que sugieren que habrá una política de moderación mucho más ligera. Es verdad que, como comentábamos con anterioridad, ha anunciado que hará público el algoritmo para que la gente pueda entender mejor su funcionamiento.

Está claro que vienen tiempos nuevos en Twitter, probablemente en las redes sociales, en general. Elon Musk se define como un gran abanderado de la libertad de expresión, pero ahí están los viejos debates de siempre: la libertad de expresión sin restricciones, ¿puede propiciar el crecimiento exponencial de la manipulación y la mentira? ¿es lícito poder expresar en cualquier plataforma cualquier sentimiento, pensamiento o idea, por despreciable que sea? Son temas muy controvertidos de los que, sin lugar a dudas, seguiremos hablando. En cualquier caso, a día de hoy, es difícil calibrar la dimensión del cambio que está por llegar a Twitter de la mano de Elon Musk. Estaremos muy pendientes y, por supuesto, te seguiremos contando.

Muchos son los cambios que, sin lugar a dudas, se esperan para Twitter