Por darte detalles, su estructura acorazada está formada por una aleación de aluminio, acero, titanio y cerámica (¡viva Talavera!), con más de 20 centímetros de grosor. Las ventanas tienen cinco capas de vidrio y policarbonato, con un grosor, en este caso de más de 12 centímetros y, si tienes calor, mucho nos tememos que hay que conformarse con la climatización del coche porque están selladas y únicamente la del conductor puede bajar algo más de 7 centímetros. En cuanto a los bajos, llevan un revestimiento de acero para mitigar los efectos de posibles explosiones, llevando el depósito de combustible una capa con una espuma especial que evita las detonaciones.

“La Bestia” tiene su propio sistema de transporte y es que viaja con el presidente allá donde vaya. Un Boeing C17 Globemaster III es el encargado de transportar la limusina y toda la flota de la comitiva estadounidente y que está formada por más de 50 vehículos.

Imagen de «La Bestia»

Aunque se trata de un coche especial, absolutamente hecho a la medida de las necesidades de un presidente de los Estados Unidos, sus hechuras provienen del Cadillac CT6 V-Sport, en el que está inspirado. Sin embargo, su motor es un V8 diésel de 6’5 litros que General Motors utiliza para camiones. Y es que a un coche de semejantes características no lo mueve cualquier motor. Su aceleración, por cierto, no es digna de un coche de carreras, pero para un vehículo de su peso es bastante aceptable: de 0 a 100 Km/h en 15 segundos.

El Cadillac One también es un centro de comunicaciones y desde él, es posible activar los códigos secretos para poner en marcha un ataque nuclear. Otras curiosidades dignas de mención: su equipación para extinción de incendios, los sistemas de visión nocturna, máscaras antigas, bombonas de oxígeno, desfibrilador… lleva hasta bolsas de sangre con el tipo del presidente por si fuera necesario realizarle una transfusión.

Y luego están las manos que lo llevan. Su conductor es un miembro del servicio secreto especialmente entrenado en maniobras de escape y fuga, en caso de tener que evitar un peligro inminente. No le lo hemos dicho, las ruedas están preparadas para poder rodar decenas de kilómetros, aunque se encuentren pinchadas.

El presidente Bidden saluda junto a este prodigio de seguridad y tecnología

Un detalle más, “La Bestia” no viaja sola. En sus desplazamientos la acompañan cerca de 50 vehículos que albergan a más de 200 escoltas del servicio secreto estadounidense. Difícil meterse con ella…